El domingo 23 salgo hacia Bayona. No viento, mar casi plana y dia brumoso, casi no se ve la costa, de la que hay que alejarse por los bajos. Casi sin darme cuenta esoy al través del Miño, cuatro meses después de haber cruzado la frontera en el Guadiana:
A partir del Miño se ve muy poco palangre, había muchos desde Viana. La costa cambia, las montañas tienen más altura y las edificaciones están colgadas en las laderas,
Hay que navegar atento a la carta y a las marcas, en particular en el cabo Silleiro. Una vez rodeado se está en la ría de Vigo, y al cabo de un rato se ve Bayona:
Tras pasar una noche en Bayona, unas pocas millas más y ya en Vigo.
En la ría de Vigo hay ocho o nueve marinas, cuatro en Vigo. Dentro de poco caduca la licencia de navegación del Estel, habrá que sacar el barco para pasar la inspección de la ITB, y ya puestos, hacer limpieza de fondos, aplicar el antifouling, etc. La guía dice que la Marina Dávila tiene mucho espacio para maniobrar, y allí me dirijo. Efectivamente, la distancia entre pantalanes es muy generosa, es un buen sitio si toca moverse por allí un día de viento. Para resumir, el objetivo principal de esta estancia es resolver estos temas, lo que significa viaje a Valencia a recoger documentación del barco y ropa de verano (cuando salí de Valencia no pensaba hacer tan largo el viaje), esperar a que el tiempo mejore (no se puede pintar el barco con lluvia), esperar una semana porque la fiesta local cae en miércoles, lo cual obligaría a dejar el barco en el varadero un fin de semana, ir a un hotel, etc.
La marina está dentro del puerto, pero te dejan bicicletas con las que te puedes acercar a unas pequeñas calas muy limpias, a pesar de estar dentro de la ría:
La primavera está en su apogeo, puedes ver flores como estas al lado del carril bici,
Muy cerca está el mercadillo de Bouzas, donde los domingos puedes comprar empanadas recién hechas, quesos cremosos que podrían competir con los mejores quesos franceses, ribeiros, albariños y demás. Otra cosa que se puede hacer es observar las puestas de sol sobre el Atlántico,
El 23 visita a Pontevedra, en tren. Esta ciudad tiene algo que me recuerda a Portugal: Está junto a un amplio rio. Tiene un náutico al que lamentablemente no llega el Estel por falta de calado y limitación de altura en los puentes. Ahí se acaba el parecido con Portugal, al igual que en Baiona o Vigo, la piedra gris predomina en fuerte contraste con el colorido modernista de Viana, Oporto... El casco antiguo de Pontevedra es muy extenso, está habitado y lleno de bares en rincones donde se puede tomar algo fresco (no es muy habitual, pero hoy hay 32º). Abundan las plazas con nombres de oficios medievales, como la de la Leña:
Las flores en los balcones le van muy bien a la piedra:
..., y una rara imagen de un santo (¿o es un evangelista?) con gafas:
El día 25, terminado el proceso de renovación de la documentación y demás, paso a Cangas, frente a Vigo.