viernes, 3 de marzo de 2017

Lisboa

   El jueves 2 de Marzo salgo a las 8.30 hacia Cascais o Lisboa, depende de la hora de llegada: La información que viene en la guía náutica y me han confirmado mis vecinos de amarre indica que es muy conveniente navegar por el estuario del Tajo a favor de la marea. Además del tiempo que se pierde con la marea en contra (la corriente es fuerte y las distancias son grandes) se complica la entrada a las marinas (hay que entrar de través a la corriente, y puede suceder que la corriente que incide en la popa, todavía en el río, pero no en la proa, -cuando ya está dentro  de la dársena-,  voltee el barco). Por esto pienso ir a la Marina del Parque de las Naciones si llego allí a la hora de la pleamar, cuando no hay corriente. En caso contrario haré caso al consejo que me han dado de ir a Cascais, que está fuera del estuario, y pasar a Lisboa otro día.

   La previsión meteorológica se cumple, no hay viento y el oleaje va de 0.5 a 1.5m. según las zonas. Es ola atlántica, muy redondeada, se nota poco. El rumbo hasta el cabo Espichel me aleja de la costa, que pierdo de vista muy pronto. La navegación es bastante tranquila aunque hay que prestar atención a los palangres, no hay muchos, pero hay. Paso el cabo Espichel a las 2, y calculo que puedo estar en el estuario de Lisboa sobre las 4, lo que me daría tiempo de sobra para llegar a la Marina de las Naciones sobre las 6, a la pleamar. Llego a la boca del estuario a las 4, busco la enfilación (3 luces rojas situadas en una colina de Lisboa), y voy entrando en el Tajo. Inmediatamente noto el efecto de la marea entrante y pongo el motor al ralentí, aún así hago 6.5 nudos. Localizo el fuerte de Bugío, que debo dejar a estribor, e inmediatamente la primera baliza verde. A partir de aquí empiezo a ver los monumentos emblemáticos de Lisboa:

   La torre de Belem,


       El puente 25 de Abril,


   La plaza del Comercio,





   Pasado el puente el estuario se ensancha y forma un mar interior cuyos límites no se ven.  Llego a la Marina a las 6 y media. Un marinero me está esperando con una neumática para guiarme por el peculiar sistema de entrada (una pequeña antedársena comunica con la zona de amarres por dos compuertas). El marinero me indica que preste atención a la corriente a la entrada de la primera dársena, pero no noto nada, es la pleamar. Una vez amarrado se está muy bien, no se nota la corriente. Ni que decir tiene que esta estancia va a ser larga, hay mucho que ver en Lisboa y alrededores,

   Tras unos días lluviosos llega un tiempo primaveral y comienzo a familiarizarme con los medios de transporte (autobús normal, autobús turístico, metro, tranvía moderno, tranvía antiguo, tranvía turístico, elevadores...) y a localizar supermercados. Entretanto voy conociendo los alrededores, el Parque de las Naciones:

(No, no es un barco, son apartamentos)



   Hoy he ido a la morería (la zona donde vivieron los musulmanes tras la conquista de la ciudad por Alfonso Henriques). Las calles son estrechas y con fuerte pendiente:




       A continuación he bajado hacia la plaza de Rossío, Chiado y alrededores:

   Plaza de D.Pedro IV,


   Plaza del Rossío,


    La plaza del Rossío desde el elevador del Chiado, diseñado hace más de cien años,


   A media tarde un descanso en el café A Brasileira:


      No se puede estar en Lisboa sin ir a Alfama, donde nació el fado. Alfama tiene un aire que recuerda al barrio del Carmen de Valencia, no se nota tanto el característico estilo portugués de las zonas antiguas. Algunas imágenes:





 Un balcón,


   Los tranvías de Lisboa son famosos, aquí tenéis una foto del interior del mítico 28, que fuí a coger a la primera parada para tener sitio, cuando consiga una foto adecuada pondré una vista exterior,


   El mercado de Ourique se caracteriza, (también el de Ribera) en que la compra te la preparan allí mismo (carnes, pescados). Te dan un disco con tu número en rojo, te vas a dar una vuelta y cuando el disco vibra y se pone verde recoges el encargo ya cocinado y te lo comes en las mesas de la parte central:

(Aquí mi disco me está avisando que el bacalao que he pedido ya está listo)


    La parte del estuario junto a la marina es reserva natural, muchas aves pasan por aquí y se pueden ver incluso en la Marina:




¿Sabíais que cuando los patos duermen en seco descansan sobre una sola pata? Yo no:


   Observar los tranvías también es interesante, pasan por sitios inverosímiles,


   El palacio de Queluz (segunda mitad del s.XVIII) es una muestra del rococó en Portugal y de cómo vivía la realeza. Se puede visitar tomando el suburbano a Sintra,






   Vilafranca de Xira está río arriba, donde acaba (o empieza) el estuario. Ambiente taurino, mezcla del estilo tradicional portugués con lo moderno (a media hora del centro de Lisboa en el suburbano), y con un pequeño puerto que demuestra que se puede llegar hasta allí en velero. Vista aguas arriba:


       Vista aguas abajo con el comienzo del estuario donde el Tajo se bifurca en dos brazos:

  En una ciudad como Lisboa hay sitios que no se debe dejar de visitar, a pesar de las colas y del lío que montamos tanto turista: El museo de la Marina, los Jerónimos, el museo de Arqueología... 

   Un par de fotos del museo de la Marina, muy interesante y al que vale la pena dedicar tiempo:



   El monasterio es muy bonito, en cuanto al museo arqueológico, hay mucho de época romana. La homogeneización cultural del mundo romano hace que casi viene a ser lo mismo aqui que en Tarragona o en Volubilis. En cambio, el tesoro prerromano es impresionante, ¿cómo pudieron alcanzar tanta perfección sin los medios modernos? Van dos imágenes del monasterio (pero no del tesoro, no dejan hacer fotos):



   Los días van pasando, unos casi de verano, otros lluviosos. Son numerosas las casas con fachadas decoradas con azulejos,




   El palacio de Ajuda fué habilitado para residencia de los reyes en el s,XIX. La decoración neogótica, característica de la época, es muy diferente a la luminosidad y alegría del rococó de Queluz. En Ajuda predominan las maderas oscuras y los cortinajes. Pero es interesante, llama la atención las estancias privadas de unos reyes, liberales y cultos, que dedicaban sus ratos de ocio a traducir a Shakespeare, a conciertos (ellos también participaban). y a navegar e impulsar la oceanografía. Un par de imágenes del palacio;



    Durante el s.XIX se incorporaron a la monarquía portuguesa un rey de origen alemán y una reina de origen suizo. Por lo visto no les gustaron ni el palacio de Queluz ni el castillo medieval de Sintra, residencias de verano hasta entonces, así que mandaron construir unos nuevos. A los portugueses de la época les debió de costar una millonada, pero los portugueses de hoy tienen una espléndida herencia cultural y económica (riadas de turistas dejando allí sus Euros). Resumiendo, en el palacio Nacional de Sintra hay una magnífica muestra de cómo pasaban el verano los reyes al final de la Edad Media, en el palacio de Queluz tenemos el Rococó de la segunda mitad del XVIII, en el castillo de Pena, el Romanticismo de la primera mitad del s.XIX, y en el palacio de Ajuda el neogótico de la segunda mitad del XIX, y no he sido exhaustivo. Volviendo a Sintra, la cosa es que al llegar a Portugal el rey de origen alemán quiso hacerse un castillo-palacio según el gusto romántico, en lo alto de una montaña, entre peñascos, bosques, estanques y cascadas. La sierra de Sintra se prestaba a ello, y los estanques y cascadas que no había los pusieron. La condesa de Edla, que en realidad era una cantante suiza de ópera reconvertida en condesa cuando el rey Fernando I de Portugal (Ferdinand von Saxe-Coburg-Gotha), ya viudo, se enamoró de ella y acabó de reina de Portugal, se hizo un chalet, y los nobles y altoburgueses que pudieron construyeron quintas de veraneo en la zona. Siguiendo el gusto de la época llenaron la sierra de arboretos, sendas, más cascadas y más estanques. Hoy el conjunto es patrimonio de la humanidad, lo que significa muchísimo turista, colas, y saturación,..., pero es algo que merece verse. Van unas imágenes del exterior del palacio de Pena, muestran muy claramente el gusto romántico por lo fantástico:


       El interior:



      Ahora veamos cómo entendían el esplendor real en la Edad Media: (las estructuras cónicas sobre el techo son las chimeneas de las cocinas)


En el interior destacan los artesonados y los azulejos, la mayoría de origen mudéjar,

,

Detalle de los artesonados,





   Los Cook fueron unos potentados de origen inglés, su chalet es de inspiración absolutamente romántica, refleja el gusto del momento por lo medieval y lo hispano árabe:




    Para acabar, una muestra del exterior, constituido por herbarios, arboretos, etc.


   Todo tiene un final, mañana termino esta visita a Lisboa. Me dijeron que no me la acabaría y es verdad, todavía quedan cosas que ver, pero hay que hacer marcha, próxima etapa Cascais. Cierro con esta vista desde el mirador de Eduardo VII que expresa bastante bien la impresión que deja la ciudad: Una gran sensibilidad por el urbanismo, historia, cultura, y gente amable.







1 comentario:

  1. Juan estás viendo y viviendo Lisboa al milímetro , me alegro que lo estés disfrutando,
    Un abrazo

    ResponderEliminar